La radiodifusión en Nicaragua (El Nuevo Diario 26, Diciembre 1999)
0 comentariosAño 1938. La historia de la radiodifusión en Nicaragua es ingenua. Los radioaficionados lograron hacer sus propios transmisores de Onda Corta y comenzaron a codearse con sus amigos del espacio. Les agregaron un tocadiscos de vitrola y comenzaron sus complacencias musicales y saludos para las cuatro o cinco vecinas que tenían un radiorreceptor.
Mister Philip en Managua (director de las comunicaciones inalámbricas de Nicaragua), hizo una planta para uso comercial (100 vatios de potencia), la primera que se hizo en Nicaragua, y le puso «Radio Pylot». Páylot era una marca de radio. Después encontró el patrocinio y le puso Radio Báyer («Si es Báyer, es bueno»).
A las emisoritas acudieron los bohemios como moscas a la miel y, además de los discos RCA y Columbia, se escucharon los poemas de los vates callejeros y las voces nerviosas de los jóvenes literatos que conjugaban bien los verbos regulares. Anunciar grabaciones musicales y decir Bla-bla-blá se hizo en el 38 y aún se hace en el 99.
En 1940 en Managua habían dos estaciones: YNRS -Radio Nicaragüense, del alemán Rodolfo Séngelman, y YNOW -La voz de la América Central, de José Mendoza Osorno. Las dos en Onda Corta y con no más de 100 vatios de salida en antena.
Pero lo interesante es que estas dos emisoras, que vivían en competencia, tenían una programación que desconoce Managua desde 1979.
La música se ponía por espacio de 15 ó 30 minutos con un sólo intérprete o con un sólo estilo musical. Tenían un espacio para música clásica comentada por maestros, otro de músicos selectos como Kostelínatz o Melachrino, y los domingos, programas matinales de «música de cámara» ¡El pueblo sabía qué era eso!
NADA DE RELLENO
Los discos musicales no eran simple relleno: eran explicados momentos de cultura para el pueblo.
Aparte de eso, nuestras mejores orquestas tenían programas semanales y actos de variedades y concursos de sus propias salas de espectáculos: YNOW en su sala de lujo de 300 sillones y YNRS en El Jardín de las Rosas de la Cervecería Nacional.
El pueblo oía por la radio la Orquesta de la Guardia, la Marimba-orquesta de Abraham Sánchez, la Banda del Cuerpo de Bomberos, la Jazz-band formidable de Rosales o la Orquesta Black Cat de Chico Pérez.
Se transmitía Béisbol desde el Estadio Cranshaw con amplificador y cables telefónicos... y no había eso que ahora abunda y que llaman Comentarios Deportivos.
Los noticieros eran dos: en La Voz de la América, Chepe Chico y Polito y en la Nicaragüense, Miguel Angel García. Sin olvidar los 15 minutos de Luis Felipe Hidalgo y las recomendaciones deportivas de Big Boy y Chale Pereira Ocampo.
Lo demás lo hacía el pueblo: guitarristas, tríos, conjuntos familiares de guitarras y mandolinas, grupos de acordeonistas, quintetos y septiminos.
¡Habían Concursos de grupos musicales de familia! ¿Hay ahora alguien en alguna familia que sepa tocar un pito? Las niñas en los hogares tocaban piano y los domingos llegaban a la radio a lucir sus cualidades.
LOS NOTICIEROS
Noticiarios, además de los ya citados,... en una emisora se leía La Prensa y en la otra, Novedades. No se acostumbraban reporteros ni directores, pero habían conferencistas como el Profesor Carlos A. Bravo y don Sofonías Salvatierra, además de mesas (paneles) de intelectuales ágiles en discusiones agresivas y cálidas.
En los años 40 no se concebía una emisora sin un piano y una Sala de Actos. ¿Encuentra usted algo de eso ahora?
En 1944 vine yo con mis Cuadros Dramáticos. Trabajaba con el dinero de la Sterling Products, me venían los libretos de Newark y ponía mis programas en las únicas tres emisoras que había entonces: La Voz de la América Central, La Voz de Nicaragua y La Voz de la Victoria.
Con frecuencia, cuando la Compañía me mandaba a organizar campañas en otra parte fuera de Nicaragua, suspendía aquí las transmisiones de mis novelas y programas y dejaba sin trabajo al personal. Desconcertaba al oyente, le molestaba. Pero eso terminó cuando me vine por mi cuenta definitivamente a Nicaragua. Entonces mis artistas hicieron fama y muchos de ellos, arrastrados por mejor paga, hacían nido y formaban en otras emisoras hermosos Cuadros, como Radio Managua, La Voz de la América y Unión Radio.
Del 40 al 65 la radio floreció en todo sentido. Nuestros locutores eran profesionales, nuestros elementos escénicos nada tenían que envidiarle a México. El terremoto derribó todo eso en un 75% y la Revolución nos llevó al caos. No sé qué ignorante destruyó el cuerpo profesional de nuestras programaciones y los talentos de radio se secaron. Estábamos en manos de oportunistas y léperos. No sé qué otro ignorante se puso a repartir frecuencias de AM y FM como quien reparte cajetas y nos llenó la gama de pulperías disqueras que viven de centavos.
La radio se hizo para hacer cultura y éstas hacen tortillas. Los programas juveniles son un derechos, pero... ¿No volveremos a tener Broadcastings? Retrocedimos. Ahora estamos empezando muy atrás del 1938.
BUSCA RESPALDO
Si encuentro apoyo, yo me propongo a abrir una Escuela de Arte radioescénico y locución. Me da asco ver cómo las Universidades sacan titulados, pobres muchachos repletos de energía, pero sin voz, sin estilo, sin conocimiento de radio y sin futuro. ¡Eso es pecado!
Necesito abrir una Escuela de arte radioescénico ABSOLUTAMENTE GRATIS. Las Escuelas de Radio son gratuitas: son para los que pueden, no para los que quieren.
Cuento con el apoyo de la Universidad Politécnica (UPOLI) y el Mecenas que me ayude no tendrá que hacer mucho gasto: un aula, una grabadora con parlantes, un micro de pedestal y basta. Eso es todo! Lo demás lo ponen la experiencia y el conocimiento.
Se me dice... que no tengo más de tres años de vida (quizá). Si no logro heredar lo que sé, no volverá la radiodifusión nacional a adquirir sus viejas capacidades.
No se trata ahora de pensar en novelas de aventuras y series. Ya eso lo botamos y lo recogió la televisión. Lo que ahora hace falta, además de otras muchas actividades en el arte sonoro, es... el sketch campesino, regional, noticioso o patriótico; el boceto intelectual, el cuento corto romántico, la leyenda nacional, la relación intuitiva de la historia, el cuento de terror y de misterio, el montaje de la declamación y la oratoria, la escenificación de las gestas patrióticas y las efemérides importantes.
Para el pueblo no es lo mismo la noticia de un accidente o un hecho impresionante, que la demostración viva que pinta y orienta.
¿Se ha dado cuenta usted que en Nicaragua no hay en radio programas para niños? Programas para niños y con niños. No los hay... porque no hay radio: sólo un chorizo de vocesillas principiantes con cantilenas y dejos primitivos... sin una idea de programa, sin un instinto profesional, con la triste inocencia de jóvenes timados.
Urge una Escuela de Arte Radioescénico GRATUITA. En las escuelas pagadas se saca el curso «por compromiso». En las verdaderas Escuelas de radio... se admite a todo el mundo, pero solo se deja a los que demuestran capacidades.
Estos aprenden y pronto se hacen estrellas.
¿Podría lograrse esto?
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