martes, 1 de julio de 2008

Martha Cansino: 43 años de labor radial (Bolsa de Mujeres)  

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Martha Cansino es una mujer que a través de la palabra a llegado al alma de cada uno de los integrantes de su auditorio radial. Por eso ha escalado tan alto en el mundo de la radiodifusión.
Esta bella mujer de profundos ojos azules, nació en la norteña ciudad de Estelí, con el nombre de Guadalupe Moreno, allí transcurrió su niñez en un ambiente feliz, al cuidado de sus amorosos padres Gustavo e Isabel Moreno, y Dios, le ha dado la dicha de seguir disfrutando de ellos, quienes llenos de salud acaban de cumplir sus 73 años de casados, al lado de sus 8 hijos, todos vivos. Martha es la mayor de todos ellos, 3 mujeres y 5 varones.

Estudió hasta 5?grado, en la escuela de señoritas de la localidad y luego se trasladó a Managua donde continuó sus estudios en la Escuela Josefa Toledo de Aguerri. Obtuvo su título de Secretaria Ejecutiva en la Escuela de Comercio Americana de Francisco C. Martínez. Recibió cursos de Relaciones Públicas en la Cámara de Comercio y Gerencia de Ventas en la UNAN. En Estados Unidos estudió cursos de inglés avanzado y Periodismo en la Universidad de Georgestown.

Decidida a labrar su propio camino, entró al Programa del Tío Popo, papel que interpretaba Rodolfo Arana Sándigo, en la Voz de la América Central, ella hacía el papel de sobrinita con el nombre de Lupita Moreno, en el Gran Teatro del Aire, que dirigía Don Mamerto Martínez.

Se casó muy joven con el Profesor Julio César Sandoval, a quien conoció en el ambiente de radio y con quien convivió por 11 años. Procreó 4 hijos todos casados, con sus propias familias y que la han hecho una abuela muy feliz.

La mayor es Martha Sandoval, feminista pero "no de las que andan quemando brassieres", según sus propias palabras; le sigue Julio Cansino, compositor y arreglista, y que heredó su nombre artístico, y Rosa Isabel y Guadalupe que tienen sus propias empresas y viven en los Estados Unidos.

Al preguntarle, por qué cambió su nombre tan bonito, Guadalupe Moreno, y que suena artísticamente, por uno no menos bonito, Martha Cansino, nos refirió que su actriz predilecta era Rita Hayworth, de origen hispano y cuyo verdadero nombre era Margarita Cansino, de allí tomó el apellido. La escogencia del nombre tiene un tinte novelesco, pues cuenta que el profesor Sandoval tuvo una novia que se llamaba Martha Olivas, y que le propuso ese nombre y ella lo aceptó, para que hasta hoy día sea, Martha Cansino, uno de los nombres más queridos y recordados de las doradas páginas de la radiodifusión nicaragüense.

"Soy nicaragüense, me gusta Nicaragua y me gusta estar entre los nicaragüenses, amo mi Patria, disfruto y me encanta hablar para los nicaragüenses", así se presentó en el reciente encuentro que tuvo con los periodistas en la Casona de la Embajada Americana.

"Lo que voy a decir es más bien un autoretrato, son memorias, vivencias, son mis experiencias a través de 43 años de labor radial, es verdad que me di a conocer más cuando llegué a USI donde laboré por 18 años, pero toda historia tiene un comienzo, y mi historia comienza en mi tierra", dijo.

"Me inicié en 1952, con lo que yo llamo el entretenimiento del aire de entonces, la radionovela, a través de los micrófonos de lo que yo considero la universidad, donde nos graduamos los trabajadores de la información de hoy, Radio Mundial. Durante dos decenios, fue "un monstruo" de la radiodifusión nacional, través de sus radionovelas", recuerda Martha.

Entre sus compañeros artistas de la radio trae a la memoria a José Dibb Mc Conell, "mi gran amante del aire y una de las voces continentales más hermosas que yo he escuchado", Sofía Montiel, Cela Lacayo, Carmen Martínez, José Ortega Chamorro, Fabio Gadea Mantilla, Rodolfo Tapia Molina y toda aquella página tan gloriosa de la radionovela de los años 50, 60 y principios del 70, después yo me fui a Estados Unidos, nos cuenta.

El elenco artístico de la radio llevó lo más selecto y lo más puro de la actuación por micrófono. No había lente, sólo un aparatito tan frío como es el micrófono, pero que si se tenía sentimiento para interpretar lo que el libreto decía, usted se comunicaba, especialmente con la ama de casa, que era el principal oyente, y a la que acompañaban en sus tareas y se las alivianaban con las voces especiales de la época. "En esta faena del micrófono, de la noticia, de la información, de la comunicación con los demás, se vienen desarrollando los sentidos, una se vuelve más sensible con los problemas de la comunidad".

"Cuando salía a hacer compras o alguna diligencia, todas las radios estaban encendidas a la una de la tarde y las amas de casa estaban pegadas en el receptor escuchando la repetición de la novela de las 7 de la noche, y yo decía para mis adentros, "allí me están escuchando a mí". Y yo caminaba de mi casa para tomar un taxi e irme a Radio Mundial, y recuerdo con emoción una de mis primeras experiencias con mis oyentes, se me acerca una señora y me dice: "amorcito, ¿es verdad que vos sos Martha Cansino?...", "sí, señora", le digo, "Ay, amor, llorame como lloraste anoche, mi muchachita, vieras el torozón que me dejaste. Y llorás de verdad?..." No señora, yo actúo, y le conté un poquito, "estamos en una cabina de locución, y nos compenetramos en un libreto que leemos, y esa actuación es lo que le llega a usted. Pero ese reconocimiento de la audiencia es gratificante, porque uno se da cuenta que le ha llegado a ese público, que uno vive de ese público".

Otro recuerdo bonito, que tiene Martha, es cuando en una ocasión llegó un señor como de unos 40 años a la radio y preguntó que si allí trabajaba la señorita Martha Cansino, "le dijeron que me esperara sentado en una banca, pues yo estaba todavía en el estudio. Cuando salí, se presentó y me dijo que tenía deseos de conocerme porque su mujer le hacía una escena de celos todas las noches, y amenazó con dejarlo, porque era asiduo oyente de Collar de lágrimas. En esa novela, yo era la dulce, yo era la buena, yo era la chavala de la película, yo era la que el malvado la deja y el galán se la lleva. La gente me adoraba, tomaban partido con la buena y detestaban a la mala, Pero no siempre fui la buena.

Después, rememora, "recibí una carta de un muchacho campesino de 22 años, yo tenía 24, él me ofrecía matrimonio porque le gustaba como hablaba, no me dijo como actuaba. Me decía, "tengo mi huertita, siembro frijoles, siembro maíz, no se va a morir de hambre y no tiene que estar hablando por la radio para ganarse la vida", me pareció muy hermosa su carta con su letra de campesino, con su ortografía y su redacción humilde y sencilla. De alguna manera le llegué tanto a ese muchacho, que se ilusionó conmigo, ¡me gustó tanto, a mi me parece que fue un gesto hermoso! Como verán en 43 años de vida artística, pasan muchas anécdotas inolvidables que me gustaría compartir con ustedes, quizá algún día escriba algo sobre eso".

En 1957, en Nicaragua no había teatro de ningún género, cuenta Martha, entonces el Gral.
Somoza creó el Teatro Experimental, "necesitamos mantener a la gente con alguna inquietud cultural", dicen que dijo, yo no lo escuché. Contrató a un director italiano que se llamaba Lucho Ranucci, era un hombre alto, rubio, bien parecido, venía casado con Olga. Le dijo a Manuel Arana que quería hacer teatro con nosotros y montó una obra llamada Tovarich, que en ruso quiere decir "Camarada". El tema giraba sobre la hija de Anastasia, la mujer que decía ser la última hija del zar Nicolás II de Rusia, y que había escapado a la matanza bolchevique. La obra se estrenó un viernes 21 de septiembre de 1956, fue una noche deslumbrante. Una fecha inolvidable para todos los nicaragüenses pues a la misma hora del estreno, estaban ajusticiando a Somoza en León. Así es que ese fue el debut y despedida para el elenco artístico de Radio Mundial, nunca nos dimos cuenta si servíamos para hacer teatro".

En 1961, el arquitecto Samuel Barreto Arguëllo, que era dueño de Publicidad ARTECNICA, le pidió a Martha, que me fuera a dirigir el departamento de radio de la publicidad. Estando allí hizo un anuncio para Leche El Hogar, que se lo premiaron como el mejor del año. Estuvo sólo un año allí, pero dice que le gustó el ambiente publicitario.

"A mi me hicieron dos reconocimientos, me dieron dos Monje de Oro, y les tengo mucho cariño, porque la gente que intervino para hacer posible ese premio, era de la gente que escribía, que pensaba, que era inquieta por la comunicación, por la información, entonces yo tengo mucho aprecio por eso".

Después pasó a la dirección de programas en Estación X, a donde la llamó Rafael Cano, y entre las funciones que le asignaron estaba la supervisión de los noticieros, y eso le gustó, porque ya el gusanito de la noticia comenzaba a andar detrás suyo.

Después de tres años de trabajar en la X, pasa a ser directora de Radio Libertad, en la época que iniciaba la actividad del Frente Sandinista. Dada la situación política que se vivía uno de sus noticieros fue cerrado por tres días. Finalmente ésta radio tuvo que cerrar por problemas económicos.

Luego se le hizo imposible seguir trabajando en Nicaragua, entonces Martha viajó con sus cuatro hijos a Estados Unidos, y allí buscó trabajo en la Voz de los Estados Unidos de América (VOA). Esta emisora es una de las más importantes de Norteamérica y está localizada a dos cuadras del Capitolio, en Washington.

El primer día de trabajo de Martha, en la VOA, coincidió con el atentado que resultó con la muerte del Canciller chileno Orlando Letelier, a unas cuadras de la emisora, así es que esa fue la primera noticia que lanzó al aire ese día.

Era bastante atrevida para preguntar, refiere. Poco a poco fue tomando el estilo periodístico de la VOA. "Mucha gente creía que yo era chilena, pero yo entré a trabajar a la VOA porque era buena locutora y porque no tenía acento", agrega Martha.

"Asimilé la clase de periodismo que tenía la emisora, sobre todo lo que se refiere a la verificación de la noticia, jamás la VOA a tenido que retractarse de una noticia.

Con el programa turístico "Viajando por Estados Unidos", ganó una medalla de oro.

Después de 18 años de trabajo para la VOA, Martha se retiró dejando un gran vacío en sus radio-escuchas de toda América Latina, que fielmente seguían sus transmisiones.

Actualmente está jubilada y vive disfrutando de la fresca y alegre ciudad de Estelí, al lado de sus adorados padres, pidiéndole al Señor, se los preste por muchos años más.

NUESTRO RESPETO PARA MARTHA CANSINO.

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